¿Alguna vez has sentido un nudo en el pecho al recordar a alguien? Ese vacío que se instala cuando la persona que amamos ya no está cerca no es solo tristeza. Es una reacción física real, que puede manifestarse como insomnio, pérdida de apetito, opresión en el pecho o incluso náuseas. Según expertos en neurociencia y psicología, el dolor emocional activa las mismas regiones del cerebro que el dolor físico: particularmente la corteza cingulada anterior y la ínsula. En pocas palabras, el cuerpo “sufre” la ausencia como si de una herida real se tratara.
Te podría interesar: ¿Perdiste a un ser querido? Especialista te dice cómo afrontar el duelo
¿Por qué el cuerpo reacciona cuando alguien nos hace falta?
El cerebro humano está programado para crear lazos sociales profundos. Cuando estos lazos se rompen —ya sea por distancia, ruptura o muerte— el sistema nervioso interpreta la pérdida como una amenaza. Entonces libera cortisol, la hormona del estrés, lo que puede derivar en síntomas físicos. Según un estudio de la Universidad de Columbia, muchas personas que pasan por rupturas amorosas presentan dolor torácico real sin causas médicas aparentes.
¿Puede el “corazón roto” dejar secuelas reales?
Sí. Existe incluso un diagnóstico médico: el síndrome del corazón roto o miocardiopatía por estrés. Este trastorno temporal puede simular un ataque cardíaco y afecta, principalmente, a quienes han perdido a alguien importante. Aunque no siempre es grave, demuestra que el dolor emocional puede dañar el corazón literalmente.
¿Cómo manejar el dolor de extrañar?
Los expertos recomiendan validar la emoción, hablar de lo que se siente y buscar redes de apoyo. Meditar, escribir o simplemente permitirse llorar también ayuda. Porque sí, extrañar puede doler... pero también puede sanar, si lo afrontamos con conciencia.
Te podría interesar: Andrew Garfield le cuenta a Elmo el duelo que vive por la muerte de su mamá